Preparar macerados es una costumbre común en zonas agrícolas y vitivinícolas, donde se destinan a este fin los excedentes de las cosechas y los aguardientes. Suelen hacerse para el consumo familiar y sólo en ocasiones para la venta, en cuyo caso la ganancia es grande, dado el mínimo costo de producción. La intención original de su preparación en el campo es, por un lado, aprovechar los mencionados excedentes y, por el otro, mejorar el sabor y el aroma del alcohol.
Los macerados sirven como digestivo, es decir, vienen a ser un pousse cafe. Se toman después, nunca antes de las comidas. Una onza y media es la medida de un digestivo. De preferencia los bidones o botellas de macerado tienden a taparse con corcho, porque el alcornoque impide que entre el aire al recipiente, permitiendo que todas las complejidades de la fruta se encuentren. Cuando el macerado ha desarrollado, ya no importa que entre aire.
Los macerados pueden ser de frutas, de hierbas, o la combinación de ambos. La canela cae con casi todas las frutas, pero no con todas. La idea es que ambos ingredientes suelten su aroma y se combinen, no que compitan y se neutralicen. El azúcar, cuando es incluida en la receta de un macerado, acelera la fermentación. A más azúcar, más grado alcohólico.
La gente al momento de preparar cócteles y tragos, no carece de imaginación, muy por el contrario. Con el pisco por su propiedades se prepararan una serie de macerados que vale el esfuerzo y la espera, para probar.
La coctelería lo clasifica dentro de la función afrodisíaca y la cristalería recomendada es la denominada "copa de licor".
Los macerados sirven como digestivo, es decir, vienen a ser un pousse cafe. Se toman después, nunca antes de las comidas. Una onza y media es la medida de un digestivo. De preferencia los bidones o botellas de macerado tienden a taparse con corcho, porque el alcornoque impide que entre el aire al recipiente, permitiendo que todas las complejidades de la fruta se encuentren. Cuando el macerado ha desarrollado, ya no importa que entre aire.
Los macerados pueden ser de frutas, de hierbas, o la combinación de ambos. La canela cae con casi todas las frutas, pero no con todas. La idea es que ambos ingredientes suelten su aroma y se combinen, no que compitan y se neutralicen. El azúcar, cuando es incluida en la receta de un macerado, acelera la fermentación. A más azúcar, más grado alcohólico.
La gente al momento de preparar cócteles y tragos, no carece de imaginación, muy por el contrario. Con el pisco por su propiedades se prepararan una serie de macerados que vale el esfuerzo y la espera, para probar.
La coctelería lo clasifica dentro de la función afrodisíaca y la cristalería recomendada es la denominada "copa de licor".

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